17/6/09

Observación Número Nueve...

En el pueblito del Parque O’Higgins, logramos hablar con la gente, recoger sus opiniones, principalmente con respecto a la demolición del pueblito y a la pérdida de tradiciones. Hay opiniones divididas y personas que de alguna forma apoyan el cambio en el pueblito, hay otros en cambio que se sienten muy amenazados con la situación actual. En lo que sí coinciden todos es en el carácter acogedor que significa el pueblito para ellos, un lugar donde han construido familias, donde han estado toda su vida, y con el cual marcan su identidad.
Se manifiesta a la hora de la entrevista un cierto miedo al hablar, por que pueden tener más problemas de los que ya tienen con la municipalidad, pero a la vez hay un deseo fuerte de contar que pasa dentro del pueblito, que pasa con las personas y cual es la situación real del pueblito. El discurso general de la municipalidad es el de terminar con la delincuencia que existe en el sector (esto lo corroboran los locatarios diciendo por ejemplo: “este lugar en la noche, es un lugar sin Dios ni ley” o “después de las seis acá, prácticamente hay que arrancar, los mismos alumnos del liceo son asaltados si se alejan un poco”). Sin embargo, ellos mismos alegan que han pedido la vigilancia necesaria, y lo único que tienen es un guardia y una precaria caseta, demandan que deberían mejorar los accesos y aumentar la vigilancia, así el lugar, o lo poco que queda de él, atraería tanto gente como atrajo no hace mucho tiempo.
Todos están muy al tanto de la situación del pueblito, de las negociaciones con el municipio y del proyecto que se hará en el pueblito –un complejo deportivo-. Manifiesta una locataria: “aquí quieren erradicar principalmente lo bailable, y los bailables para mí no son tradición, por que desde que me acuerdo, han tocado pura cumbia, de hecho una vez hubo un club de tango, nunca uno de cueca, eso sí sería tradición, pero eso ya no queda, con suerte tocan alguna cueca para el 18”. Sin embargo, la misma decoración de los locales que quedan, siguen manteniendo las tradiciones campesinas y si consideramos que la cumbia es un ritmo aceptado y bailado –más que la cueca incluso- en las fondas, se ha vuelto parte de nuestra tradición y cultura.
Otro locatario, de nacionalidad uruguaya y con 28 años en el pueblito cuenta que trabajaba en un local ya demolido y que le daba una mano a otro local trabajando de garzón. Manifiesta más que nada su decepción sobre la situación del pueblito y que se devolverá a su tierra un poco deprimido por no trabajar como estaba antes acostumbrado, donde tenía que atender a mucha gente, conocer muchos turistas y estar en constante movimiento, afirma: “antes esto era romería, todos los día romería, a veces no sabíamos como cerrar por que era tarde y todavía había gente consumiendo, ahora paso sentado, no hago nada, y eso me deprime”.
La experiencia con las entrevistas, permitió ver una realidad distinta a la que solo se observa, supimos la opinión de la gente, el corazón del problema y todos los factores que no se consideran en este problema del pueblito. Aún hay cierta esperanza de los locatarios por que esperan que los locales y el pueblito se remodelen y no que desaparezca, manifiestan que sería un crimen que terminara por desaparecer un lugar tan tradicional y que guarda tanta historia. El sentimiento común dentro del pueblito es la frustración y el desahucio, por verse solos en una lucha para seguir en pie.

Por: Alvaro Paredes Orellana.

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